Los vientos excesivos en el cultivo de la parchita afectan en forma indirecta el proceso de floración, ya que las especies encargadas de esta labor (abejas y abejorros), se desplazan mejor en ambientes con poco viento. También pueden ocasionar daños mecánicos a las flores, pudiendo desecar prematuramente el estigma y el estilo, reduciendo el desarrollo del tubo polínico y la germinación del polen. En ambientes en calma se obtiene un mejor cuajamiento de los frutos. Los vientos secos con temperaturas altas producen aumentos en las tasas de transpiración, desecación de las hojas y disminución de los índices de crecimiento.